6 de Mayo, 1931.
Baltasar solicita arreglo de tapias de la C/. Valencia. Se
acuerda.
Sarmiento solicita que se edifique un terreno en la
Torrenueva, Díaz Madrid dice que es suyo y que si edifica, cortará el paso a
unas eras de su propiedad también.
Se levanta la sesión con altercados del público[1].
13 de Mayo, 1931.
Sesión abierta por Alejandro Peris[2],
Delegado del Gobernador Civil de Jaén[3].
Objetivo: reprender a los asistentes que alborotaron en la pasada sesión.
Amenaza con castigos.
No acuden los concejales del “partido centrista”. Excepto
Sanjuán. Hablan Sanjuán y Cuadra para tranquilizar al pueblo.
Renuncian varios concejales centristas (6): De la Blanca,
Fernández Albondoz, Merino R., Molina G., Martínez V., Muñoz R. Todos los
demás, tras consultar al Gobierno Civil, aceptan la dimisión.
Se nombra como representante en Jaén a Manuel Campos Lucha.
Baltasar pregunta si va a seguir la estatua del General Saro
donde está, discuten y Sanjuán pide que se informe a la familia para que se la
lleven.
20 de Mayo, 1931.
No acuden los C. (6)
Cambio de nombres de calles y plazas, junto a los Grupos
escolares (curiosos: imagen 26).
Vázquez solicita
permiso de dos meses para no acudir a los plenos (C).
Se deniega el nombramiento de Manuel Campos Lucha y sigue en
el cargo, a instancias de la Comisión de Hacienda, Ramón Redondo.
Ha sido designado Fernández Hernández como Diputado
Provincial.
Baltasar solicita que retiren el agua a las casas
particulares que la toman de fuentes públicas mientras se realiza la
investigación sobre si se están aprovechando de ello.
Se solicita por los vecinos que “las mujeres de mal vivir”
abandonen la calle 13 de septiembre.
[1] Para finalizar con la crónica sobre los sucesos
acontecidos en nuestra Ciudad, no podemos pasar por alto la agresión cometida
contra los concejales centristas republicanos al iniciarse el mes de Mayo, la
situación de paro llevó a los obreros a asaltar la sede de varios partidos
políticos culminando su barbarie con la agresión antes mencionada (contra la
estatua del General Saro). (Nota a pie) Durante todo el año la crisis de
trabajo será una constante en las actas de las sesiones del Ayuntamiento, la
prensa local como el diario La Provincia o Vida Nueva también dedicarían multitud de páginas a este
conflicto, tras la agresión los concejales centristas, estos decidieron no
acudir a los plenos municipales y así estuvieron un largo periodo (Pedro
Mariano Herrador Marín, Nuestras Cofradías en el siglo XX. Tomo 1: 1896 –1936,
p. 287). Desde ahora hasta 27 de julio de 1932, cuando el nuevo Gobernador echa
a los interinos por ilegalidad.
[2] Alejandro
Peris Caruana (Sagunto, 25 de septiembre de 1902 - Jaén, 22 de agosto de 1939)
fue un abogado y político español, víctima de la represión tras la Guerra
Civil, ejecutado por la dictadura franquista.
Licenciado en Derecho por la Universidad Central de
Madrid, ganó una plaza como oficial de telégrafos y fue destinado a la
provincia de Jaén. Allí se afiliaría al Partido Socialista Obrero Español
(PSOE) en la agrupación socialista de la capital jienense. Fue elegido diputado
a Cortes por la circunscripción de Jaén en las elecciones generales de 1931 y
de febrero de 1936, no obteniendo escaño en las de 1933.
Durante la Segunda República permaneció en Jaén,
aunque por un breve período de tiempo fue trasladado a Valencia. Durante la
revolución de 1934 fue miembro del Comité Revolucionario jienenese, por lo que
fue confinado en la provincia de Granada y la de Almería. Dentro del PSOE, fue
presidente de la Federación Provincial de Jaén, delegado al Congreso socialista
de 1932, abogado de la Casa del pueblo y representante del partido en el comité
de enlace con el Frente Popular.
Al producirse el sublevación militar de julio de 1936
que dio lugar a la Guerra Civil, fue teniente coronel de las milicias populares
en la ofensiva de Córdoba al mando de una unidad conocida como batallón Peris o
columna Peris y comisario político de la 20º División. Después fue decano del
Colegio de Abogados de Jaén y director del periódico socialista Democracia. Al
final de la guerra en la zona pactó la rendición de Jaén a cambio de organizar
una columna de exiliados que se refugiasen en territorio republicano, pero la
expedición fue atacada por los sublevados. Peris fue detenido en Mancha Real,
juzgado en consejo de guerra sumarísimo y condenado a muerte, siendo fusilado
en Jaén en agosto de 1939.
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