10 de octubre, 1934.
Acuden 15.
Vázquez saca de nuevo el tema de
Cuadra, dice que no ha lugar el tiempo para pensar porque es un acuerdo tomado
en pleno. Y que no es incompatible porque el Hospital no pertenece al
Ayuntamiento.
Duarte se enfada. No están
dispuestos a consentir que siga Cuadra de cirujano.
NO HABRÁ IES.
NUEVA SUBASTA.
Fernández pide que se nombren
nuevos comisionados de hacienda y sustitutos. Baltasar le dice que lo que tienen
que hacer es acudir.
Juan se queja de que los arbitrios
más importantes recaigan en los pobres y obreros porque son sobre frutas y
hortalizas. Dueñas dice que lo que pasa es que no se cobran porque no hay
vigilancia. Sarmiento está de acuerdo. Muñoz dice que ya se lo ha dicho al
administrador y al alcalde.
Fernández dice que la comisión de
arbitrios acordó que reorganizara el servicio, y que administrador iba a tirar
de la manta. Que tire, le dice a Baltasar.
Discuten aun más sobre el tema.
Vázquez dice que se ha hecho mucho
problema con Cuadra pero que hay otros concejales que también cobran más o
menos del municipio. Fernández le dice que si se refiere a él, lo demuestre.
108
17 de octubre, no hay pleno.
18 de octubre, 1934. Extraordinaria.
Acuden 19. Vico, Sanjuán, Juan y Pozas faltan.
DIMITE BALTASAR.
DIMITE BALTASAR.
Está cansado y cree que no es el más adecuado por las orientaciones del
Gobierno de la República.
Sobre su sucesor dice: “entiende que en buen régimen republicano, el
cargo debe otorgarse por los que avalados con el voto ciudadano representan la
voluntad del pueblo que quiso concederles libremente sus sufragios. Los cargos
deben otorgarse por méritos y no por favoritismos. Agradezco a todos y me
despido sobre todo del pueblo, para quienes ha dirigido sus trabajos y
sacrificios”.
Vázquez lo halaga por su
sensibilidad política al dar este paso. Hace historia del mandato y sobre todo
cuando se le ratificó en el cargo, por ser el único posible para desempeñarlo.
Cree que en su escrito hay un punto muy sensato al afirmar que los cargos se
reciben por méritos y no por favoritismos. Que fue el ALCALDE DE ÚBEDA más que
el alcalde de un grupo político. Agradece sus esfuerzos y acepta, en nombre de
su Minoría, la dimisión.
Duarte acepta en nombre de la suya
la dimisión lo mismo que cuando dejó la agrupación, porque un alcalde debe
tener a sus espaldas alguien que lo respalde.
Votan: 15 votos para Muñoz Redondo
y 4 para Lucas Sanjuán.
Palabras de Muñoz.
Duarte le dice que su minoría no
ha votado a Muñoz, pero que están dispuestos a trabajar por Úbeda con él.
Hay diez C.
9 RS. Si 4 PSOE votan a Sanjuán, ausente, (Molina, Duarte, Quesada y Sarmiento); 5 RS votan a Muñoz (Baltasar, Cuadra, Fernández, Pérez y Moreno).
[1] La Revolución de Asturias de 1934 o Revolución de
Asturias fue una insurrección obrera ocurrida en Asturias en el mes de octubre
de 1934 que formaba parte de la huelga general revolucionaria y el movimiento
armado organizado por los socialistas en toda España conocido con el nombre de
Revolución de Octubre de 1934 y que sólo arraigó en Asturias, debido
fundamentalmente a que allí la anarquista CNT sí que se integró en la Alianza
Obrera propuesta por los socialistas de la UGT y el PSOE, a diferencia de lo
sucedido en el resto de España. De ahí que la forma de organización social y
política de la Comuna Asturiana —nombre con el que también se conoce a la
Revolución de Asturias, por sus similitudes con la Comuna de París de
1871—fuera la instauración de un régimen socialista en las localidades donde
predominaban los socialistas (o los comunistas), como Mieres, donde se proclamó
la República Socialista, o como Sama de Langreo; o comunista libertario donde
predominaran los anarcosindicalistas de la CNT, como en Gijón y sobre todo en
La Felguera.
Fue duramente reprimida
por el gobierno radical-cedista de Alejandro Lerroux, contra el que se había
lanzado la insurrección por haber dado entrada en el gobierno a tres ministros
del partido no republicano CEDA, recurriendo, por decisión del general Franco
que dirigió las operaciones militares desde Madrid, a las tropas coloniales
marroquíes —los regulares del Ejército de África— y a la Legión procedentes del
Marruecos español. A pesar de ser derrotada, la Revolución de Asturias se
convirtió en casi un mito para la izquierda obrera española y europea, a la
altura de la Comuna de París o el Sóviet de Petrogrado de 1917,6 ya que fue la
última revolución social, bien que fracasada, del occidente europeo.
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